El perro ya no muerde en el jardín francés
(articulo del diario de Sevilla)
Érase una vez un barrio rodeado de algunos edificios altos y un campito de amapolas, donde no había hoteles ni siquiera Corte Inglés. Lo que si había era una casa grande y majestuosa con ventanas de madera de pino y un precioso tejado, de donde a veces veía salir a una señora de tez blanca, pelo claro y porte elegante. (la Pupé)
Yo ya con lo pequeñita que era, mientras observaba desde la terraza de mi casa, el precioso tejado, sus grandes ventanas y el jardín con sus limoneros entre otros árboles, me preguntaba si algún día podría entrar en ella... era como una ilusión. Con el tiempo y en la niñez conocí a los que serían mis amigos del barrio entre ellos los dos mas pequeños de la familia de aquella casa bonita. Adrian y Claudio.. Pasado un tiempo fuimos creciendo y entrábamos en la adolescencia donde también en la casa bonita, se hacían fiestas y bailábamos al son de los Beatles y demás temas de la época. Después de muchos años, hace tres que nos reencontramos los mismos y en la casa bonita revivimos otros momentos donde prevalecían los sentimientos, los abrazos de corazón los recuerdos de la infancia y los besos. Compartidos además con nuestros hijos.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado .... por antojo y sin motivo ni necesidad aparente por parte de las autoridades de nuestra ciudad, expropian la casa bonita, con qué clase y educación a pesar del dolor, la familia Gomez-Millan Martin afrontan que la casa bonita, su casa, la construida por Aníbal González el mismo creador de la Plaza de España entre otras... ya no es su casa... admirable! Todo mi apoyo y gratitud a esta generosa y magnífica familia por compartir la casa bonita con tod@s nosotr@s. Siempre que mire por mi terraza, os veré ahí, vuestra casa.
Clara:
(articulo del diario de Sevilla)
Hoy, 1 de marzo, quiero compartir parte de una hermosa historia con más de un siglo de vivencias. El 20 de marzo, los herederos de J.P. Martin, un jardinero de los Alpes franceses que llegó a Sevilla a finales del XIX, tendrán que entregar al Ayuntamiento las llaves* del Huerto del Francés, nombre que permaneció durante todo este tiempo como contraseña familiar, o "el jardín francés". A duras penas se distinguen las letras del cartel J.P. Martin Horticultor. La casa fue encargada a Aníbal González, empezó a construirla en 1910 y la entregó en 1912. El primer propietario no imaginaba que su nieta, Marta Martín, una sevillana nacida en Clermont-Ferrand, se iba a emparentar con el arquitecto que hizo la casa. Aníbal González se casó con Ana Gómez-Millán, hermana de José Gómez-Millán, cuñado de aquél, primogénito de una saga de arquitectos y padre de José Luis Gómez-Millán Gener, el marido de la francesa sevillana a la que su padre (el siguiente J.PMartín) llamaba cariñosamente la "poupeé", muñeca en francés, en el barrio todo el vecindario la conocía como "la Pupé", la madre de nuestros amigos Adrián y Claudio.
El Jardín del Francés es la punta del iceberg de los terrenos que inicialmente, en tierra de nadie, compró J.P. Martin, uno de los muchos apellidos franceses que como Ferrand o Peyré llegaron a Sevilla atraídos por el auge del ferrocarril. "Aquí se estableció el primer vivero de Sevilla, que estuvo en funcionamiento hasta 1966. Ese año muere mi abuelo y cuatro meses después mi tío Jaime, los que llevaban el vivero. Llegaron a estar al cuidado de los jardines del Alcázar".
Estos datos los facilitan casi al-a-limón dos personas cuya infancia, como el limonero de Machado, son recuerdos del patio de esta casa con jardín. La muerte de sus hermanos José Luis y... -su madre murió en 2002; su padre, en 2010- ha convertido a Jaime y Pablo Gómez-Millán Martín en los veteranos de la familia.
En la pared que da al patio donde todavía cuando hace bueno hacen reuniones familiares hay una foto de sus padres con los ocho hijos. Poco después se incorpora a la conversación M José Gómez-Millán Martín, quinta y melliza del sexto, Ignacio. Ella se siente doblemente intervenida, porque con su marido lleva las riendas del bar Citroën, local histórico de la Sevilla de la Exposición del 29.
El Jardín del Francés se construyó en las afueras, puro campo, y la evolución de la ciudad lo ha convertido en uno de los nuevos centros. Situado entre las calles Mallén y Céfiro, fue objeto de sucesivas expropiaciones que diezmaron sus dimensiones. "El Ayuntamiento dice que lo va a utilizar para equipamientos sociales", dice Pablo. "Estamos en los Tribunales, porque nos ofrecen unas cantidades irrisorias". Muertos el bisabuelo y el abuelo, dos J.P. Martin, queda otro familiar con estas credenciales. Es un primo de estos hermanos, hijo del hermano de su madre, que trabaja en el hotel Los Seises. Además de J.P. Martin, permanece el cartel de Perro Muerde. "Ya no hay ni perro. Al perro lo recogió mi padre de la calle, le curó una pata herida y le puso Dyc, como el whisky". Atraviesan la casa unos gatos negros y vertiginosos.
Algunos de los hijos y sobrinos vivieron en el edificio de doce plantas que se construyó en 1968 para financiar el traslado de los Talleres Florida. Del vivero sólo queda el recuerdo y el arbolado casi de autor del desangelado patio: una sófora oriental, también llamado árbol de la miel o de las pagodas, "creo que es el único que hay en Sevilla", un magnolio, unos limoneros. "Dos cedros del Himalaya los tuvimos que cortar porque estaban enfermos". En la casa todavía vive Claudio, el pequeño de los ocho hijos de la foto familiar. La casa quedó como último mohicano urbanístico de una finca mucho más extensa. Muy cerca está la estación de Santa Justa, símbolo de aquel icono del transporte. "Mi madre es sevillana y nació en Francia y mi abuela era francesa pero nació en Andalucía, concretamente en Marmolejo, porque su padre trabajaba en Andújar en la construcción del tren Cádiz-Madrid".
http://www.diariodesevilla.es/sevilla/perro-muerde-Jardin-Frances_0_1222977900.html
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Después del art de periódico os comparto o algunas de nuestras vivencias allí:
Después del art de periódico os comparto o algunas de nuestras vivencias allí:
Esta preciosa casa, es de interés histórico porque fue construida por el arquitecto Aníbal González, célebre por su peculiar arquitectura sevillana. A mi de niña me había pasado desapercibida porque nunca salíamos por aquel lado.. y cuando me percaté, para mí era la casa de Claudio y Adrián, el jefe de nuestra pandilla, sí... nuestra pandilla tenía jefe... Adrián, que era muy peculiar. Una vez jugando con el balón en las porterías del bloque, donde siempre andábamos, y que ahora están valladas, se cargó un cristal enorme, pero ese día se ganó el respeto del presidente de la comunidad cuando compró la luna y la colocó él mismo. Tiempo después supe que aquella casa era conocida como "el Huerto Francés". Yo llegué por allí con un añito, pero conocí a las niñas de la pandilla con 12, fue cuando empezamos a dar vueltas en la bici. Luego llegaron las fiestas en la escudería, dentro del jardín. La primera fiesta a la que fui fue una de disfraces, la hacían los hermanos mayores. Con un maillot, una sábana y mi puntito en la frente... me disfracé de hindú, ese día aluciné. Éstas que subo son algunas de las canciones de entonces: de Status Quo, Eagles, Chicago... Son músicas que conocimos gracias a ellos, la pandilla de los mayores, porque algún@s éramos más pequeños y andábamos en otra onda, de hecho, el primer disco que yo me compré (mi hermana ya se había comprado algunos) fue el de Xanadú después de ir al cine con Rocío y Mª José, hermana de Jacobo.
Dejo también las palabritas de algunos más, que disfrutaron de aquella la casa y sus habitantes: Pepe, un amigo de Claudio, mi hermana, de Rocío y Clara, que siguiendo su propio hilo rojo, se re-encontró con Antonio de adultos, y se casaron. Así fue como nos volvimos a encontrar todos en el precioso jardín.
- Maribel Fombella-
- Maribel Fombella-
Mi hermana:
Cuantos recuerdos en esta casa !!! Estoy muy triste ! No entiendo la expropiación. Ni la quiero entender. Solo sé que aquí pasé los momentos más importante de mi juventud y de estos últimos años. Yo y muchos amigos del barrio. Tantos recuerdos. Tantas fiestas en ese jardín y en la escudería..... No imagino volver a mi barrio y no ver a la familia que siempre la tuvo, esa familia Gomez Millán tan entrañable para mi y tan conocida por todos, por supuesto agradecerles los momentos vividos y mi apoyo. Para mi es un símbolo de mi barrio. La casa màs bonita que vi jamás.
Rocío: LA CASA BONITA
Cuantos recuerdos en esta casa !!! Estoy muy triste ! No entiendo la expropiación. Ni la quiero entender. Solo sé que aquí pasé los momentos más importante de mi juventud y de estos últimos años. Yo y muchos amigos del barrio. Tantos recuerdos. Tantas fiestas en ese jardín y en la escudería..... No imagino volver a mi barrio y no ver a la familia que siempre la tuvo, esa familia Gomez Millán tan entrañable para mi y tan conocida por todos, por supuesto agradecerles los momentos vividos y mi apoyo. Para mi es un símbolo de mi barrio. La casa màs bonita que vi jamás.
Rocío: LA CASA BONITA
Érase una vez un barrio rodeado de algunos edificios altos y un campito de amapolas, donde no había hoteles ni siquiera Corte Inglés. Lo que si había era una casa grande y majestuosa con ventanas de madera de pino y un precioso tejado, de donde a veces veía salir a una señora de tez blanca, pelo claro y porte elegante. (la Pupé)
Yo ya con lo pequeñita que era, mientras observaba desde la terraza de mi casa, el precioso tejado, sus grandes ventanas y el jardín con sus limoneros entre otros árboles, me preguntaba si algún día podría entrar en ella... era como una ilusión. Con el tiempo y en la niñez conocí a los que serían mis amigos del barrio entre ellos los dos mas pequeños de la familia de aquella casa bonita. Adrian y Claudio.. Pasado un tiempo fuimos creciendo y entrábamos en la adolescencia donde también en la casa bonita, se hacían fiestas y bailábamos al son de los Beatles y demás temas de la época. Después de muchos años, hace tres que nos reencontramos los mismos y en la casa bonita revivimos otros momentos donde prevalecían los sentimientos, los abrazos de corazón los recuerdos de la infancia y los besos. Compartidos además con nuestros hijos.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado .... por antojo y sin motivo ni necesidad aparente por parte de las autoridades de nuestra ciudad, expropian la casa bonita, con qué clase y educación a pesar del dolor, la familia Gomez-Millan Martin afrontan que la casa bonita, su casa, la construida por Aníbal González el mismo creador de la Plaza de España entre otras... ya no es su casa... admirable! Todo mi apoyo y gratitud a esta generosa y magnífica familia por compartir la casa bonita con tod@s nosotr@s. Siempre que mire por mi terraza, os veré ahí, vuestra casa.
Clara:
<Llegué a mi barrio en 1975. Era una niña y me tocaba hacer amigos nuevos. Cada viernes bajaba a jugar y, poco a poco, esos nuevos amigos fueron apareciendo. Yo vivía al principio de la calle y, hacia la mitad, se encontraba esta preciosa casa. Una casa de cuento....La suerte quiso que entre esos amigos se encontraran los niños que allí vivían. Adri y Claudio. Adri era mayor e imponía un poco pero no importaba, porque nuestro sueño era poder entrar en la casa del cuento. Allí los hermanos mayores tenían la escudería 10/11, y, alli fueron mis primeras fiestas y mis primeros bailes. El tiempo quiso que, poco a poco, cada uno fuera tomando su camino y dió la impresión de que mi barrio se separaba. Pero ninguno sabíamos que el hilo rojo que nos unió de pequeños era irrompible. Pasaban los años y la casa blanca de cuento seguía de pie y cada vez que pasaba por delante mis recuerdos afloraban intactos. El destino quiso, afortunadamente, que ese hilo rojo nos volviera a anudar muy fuerte. Volvieron las barbacoas, quedadas y fiestas flamenquitas en el jardín de la casa. Ahora nos acompañaban nuestros hijos.....no se podía pedir más. Y de repente......todo se acaba. No creo que la utilidad pública o el interés social que se le atribuye a toda expropiación supere a la utilidad y al interés que esa casa tuvo para nosotros y, estoy segura de que ninguna indemnización , sea la que sea, podrá pagar lo allí vivido. No se que llenará esa casa a partir de ahora, pero siempre contendrá nuestras risas y alegría y, para mi, siempre será la casa blanca de cuento. Claudio, Adri, Che, Ignacio......siempre será un poco nuestro ese jardîn.>
Pepe:
Ya no habrán más fiestas mod ( con nuestro punto rocker de Claudio y mío ), ni celebraciones familiares, ni reuniones de amigos distantes por Navidad, ni fiestas de fin de año, ni ...nada.Todo se acaba el 20/3. La desgracia: tener una vivienda realizada por un arquitecto de renombre, Aníbal González. De nada sirve que ellos sean también descendientes de arquitectos de renombre, Gómez-Millán. Quiero dejar atrás las cuestiones políticas y de injusticias, para centrarme en lo que ha sido esa casa y esa familia en mi vida. Claudio, el pequeño, es mi mejor amigo. Adrián e Ignacio, me educaron musicalmente. Ellos marcaron la columna vertebral de lo que soy musicalmente. Y eso es una de las tres patas en la que se fundamenta mi vida: familia, trabajo y música. Siempre recordaré, esas tardes, en el cuarto de Claudio y Adríán, empapándonos de música de sus hermanos mayores, y aprendiendo de todos aquellos maravillosos vinilos que ellos tenían, y a los que difícilmente yo podía acceder en aquella época. Paso ahora todos los días por delante de la casa, admiro su jardín, y recuerdo los magníficos momentos vividos en ella. El cariño con el que me acogían. Allí estudiábamos juntos. Allí conocí a mi mujer ... Qué más decir. No me hago a la idea de que ya no podré entrar libremente a buscar a mi amigo Claudio. Todas esas mañanas en que lo recogía para ir juntos al colegio, y sus retrasos que me ponían nervioso. Tantos recuerdos y tantas sensaciones, que nunca olvidaré. Una gran pena.
Pepe:
Ya no habrán más fiestas mod ( con nuestro punto rocker de Claudio y mío ), ni celebraciones familiares, ni reuniones de amigos distantes por Navidad, ni fiestas de fin de año, ni ...nada.Todo se acaba el 20/3. La desgracia: tener una vivienda realizada por un arquitecto de renombre, Aníbal González. De nada sirve que ellos sean también descendientes de arquitectos de renombre, Gómez-Millán. Quiero dejar atrás las cuestiones políticas y de injusticias, para centrarme en lo que ha sido esa casa y esa familia en mi vida. Claudio, el pequeño, es mi mejor amigo. Adrián e Ignacio, me educaron musicalmente. Ellos marcaron la columna vertebral de lo que soy musicalmente. Y eso es una de las tres patas en la que se fundamenta mi vida: familia, trabajo y música. Siempre recordaré, esas tardes, en el cuarto de Claudio y Adríán, empapándonos de música de sus hermanos mayores, y aprendiendo de todos aquellos maravillosos vinilos que ellos tenían, y a los que difícilmente yo podía acceder en aquella época. Paso ahora todos los días por delante de la casa, admiro su jardín, y recuerdo los magníficos momentos vividos en ella. El cariño con el que me acogían. Allí estudiábamos juntos. Allí conocí a mi mujer ... Qué más decir. No me hago a la idea de que ya no podré entrar libremente a buscar a mi amigo Claudio. Todas esas mañanas en que lo recogía para ir juntos al colegio, y sus retrasos que me ponían nervioso. Tantos recuerdos y tantas sensaciones, que nunca olvidaré. Una gran pena.
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