La Vuelta a Casa. La Recuperacion del Rio.
EL AGUA CLARA: La ira que se sana y Los secretos que se desvelan
<Si jamás nos han enseñado a regresar al hogar espiritual podríamos repetir... la errante búsqueda de la pauta perdida...sin embargo, aunque nuestras decisiones erróneas hayan sido la causa de nuestro extravío, nunca hay que perder la esperanza... Cuando se produce la llamada para la vuelta a casa, Ella (la fuerza salvaje o el anima) la sigue, así ella y todos sus aliados de la psique interior recuperarán la capacidad de regresar.
Decía Carl Jung: "Cuando el espíritu pesa, se dirige hacia el agua. Por consiguiente el camino del alma conduce al agua..."
Los actos de ecología integral... son un regreso al agua, una reunión con el amigo salvaje, el que nos ama por encima todos los demás incansablemente, sin la menor reserva y con inmensa paciencia. Basta que contemplemos y aprendamos de esos ojos rebosantes de alma que son salvajes, sabios y afectuosos.
Hay cuentos, como el de la Llorona que producen escalofríos, porque en él aparece un animus* destructivo... el hidalgo destructor, es una parte identificable de una mujer herida (y un hombre)... la destrucción de lo femenino fértil, como una metáfora del deterioro de la corriente creativa... ella siente el deseo de matarlo todo... Entonces el río se tiene que volver a limpiar. Sé Salvaje** así es como se limpia el rio.
En un ciclo natural puede haber inquietud e impaciencia pero jamás la sensación de que alma salvaje se está muriendo...
Alguien me dijo cuando era pequeña que era tan fácil crear para lo bueno, como crear para lo malo, pero yo he descubierto que no es así. Es mucho más difícil mantener el río limpio.
El río simboliza la capacidad de vivir auténtica-mente. Al río se le llama La Madre Grande... El Río Grande... Es una forma de generosidad...
Cuando existe el debido equilibrio, el papel del "animus" sería ayudar al anima a desarrollar sus posibilidades, alcanzar sus objetivos, manifestar las ideas y los ideales que ella aprecia, sopesar la justicia y la honradez de las cosas, cuidar de los armamentos, ayudarla a poner en práctica una estrategia cuando se sienta amenazada, a juntar todos sus territorios psíquicos.>
Clarissa Pinkola-Estés _ "Mujeres que corren con los lobos"
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La justa ira o el justo enfado
La ira es tan necesaria como todas las cosas, pero hay que expresarla en las condiciones menos destructivas posible. La hay fría e insensible para no sentir, y la hay que quema y es cruel, también la hay impulsiva, eléctrica, volcánica... De cualquier modo hay que ir tratando de emplearla cuando uno aprenda a hacerlo, procurar no arrojársela al menos indicado e inocente, como suele pasar, en todo caso hay que afrontar a la persona en cuestión, y a uno mismo, al "oso" que llevamos dentro, y afrontar al oso de los demás... Personalmente no he conocido el odio, pero nací enfadá (con forceps y otras gaitas... otro día lo cuento porque fueron muchos descubrimientos en las terapias de Rebirthing, que mucho sanó) y también hace muchos años que dejé de convertir en cenizas a quien trataba de oprimirme. Hoy día, y sólo de vez en cuando le chamusco los pelos a alguien si trata de meter el hocico en mi guarida emocional, o le muestro los dientes si lo veo conveniente. De manera que jamás he dejado de ser salvaje (triste cuando lluvia-dentro, y cuando leona, leona) a pesar de haber sido buena sin esfuerzo, y sobre todo al intentar esforzarme en ser normal como decía mi madre: Tú no puedes se rnoaml...⚲?? Yo no lo entendía, no sabía como era ser normal, sólo sabía ser yo, además viendo que ellos dos, mis padres, eran, con todos sus defectos y virtudes, bastante ellos mismos... y nada hipócritas, hice lo único que sabía, ir siendo yo... obviamente con tales maestros considero que la malicia de la hipocresía tanto como la bondad del querer guardar las formas, el exceso de cortesía, el ser bueno a toda costa y compasivo hasta perderse uno mismo, pasan factura al cabo del tiempo, llenando de tristeza los pulmones, de ira, los hígados, y de pena los estómagos, la vida amorosa y la piel del alma.
El Cuento del Oso de la Luna Creciente es una alegoría sobre los límites de la cólera, la justa ira, o si lo prefieres... el enfado, uno de los errores más comunes en estos días de "adoctrinamiento face-boo" y en general en la sociedad, está en reprimir los enfados, si antes no estaba socialmente bien visto que los hombres llorasen, tampoco lo estaba que las mujeres se enfadasen en público, y esto se ha extendido al lado femenino en todos, en hombres y mujeres, sobre todo en la espirituosidad, donde alguna enseñanza represora enfatiza eso de: Keep Calm (menos mal que le añaden chistes...) o "quien te enfada te domina" eso es lo de menos, porque esto no es una Competición de quien chupa de quien.
La Cólera, ira, o si lo prefieres, el enfado, son diferentes grados de lo mismo, cuando lo usas, y no domina, son signos de Auto-determinación y Justicia. A veces hay que colocar las cosas en su sitio, en ocasiones, hacer una reparación, ofrecerla y pedirla, a veces es por dentro y a veces es por fuera también. (Ver peli: Inside/Out: del Revés )
Maribel Fombella
El cuento del oso de la luna creciente:
(Resumen del cuento de Clarissa P.E.)
Había una vez una muchacha que vivía en un perfumado pinar. Su marido se había pasado muchos años lejos luchando en la guerra, cuando lo licenciaron, regresó a casa de muy mal humor. Una vez se enfadó tanto que su esposa se asustó. La escena se repitió varias veces hasta que al final la joven esposa acudió a la cueva de las afueras de la aldea donde vivía la curandera.
- Mi marido ha sufrido graves heridas en la guerra. Esta constantemente furioso y no come nada (+). Desea permanecer apartado y ya no quiere vivir conmigo, puedes darle un pequeño brebaje que lo haga volver a quererme y ser cariñoso?
- Si pero necesito un ingrediente esencial: Un pelo de oso de la luna creciente.Tendrás que subir a la montaña, buscar al oso y traerme un solo pelo del creciente lunar que tiene en la garganta.
Algunas mujeres se habrían arredrado ante semejante empresa, pero ella no, ella era una mujer enamorada... "Arigato zaisho: dijo saludando a la montaña, arigato zaisho.. saludando a los árboles, ahora el camino era más duro, había unas flores espinosas que le arañaban las delicadas manos, se le acercaron los "muen-botoke", los espíritus de los muertos que no tenían familia, les dijo: "Yo seré vuestra familia, os ayudaré a encontrar el descanso", y continuó su camino, pues era una mujer que amaba...
Subió hasta que vio nieve en la cumbre, notó que se le mojaban los pies... Se desencadenó una tormenta y la nieve le penetró en los ojos y en los oídos, y entonó el "arigato zaisho" agradeciendo a los vientos que hubieran dejado de soplar contra ella. Buscó refugio en una cueva, se cubrió con unas hojas y se quedó dormida. A la mañana siguiente pensó: ahora voy a buscar al oso de la luna creciente y al anochecer descubrió unas gruesas cuerdas de excrementos y ya no tuvo que seguir buscando, pues un gigantesco oso negro avanzó por la nieve, soltó un temible rugido y entró en su cubil. La mujer, tomando la comida que llevaba, la echó en un cuenco delante del cubil y corrió a ocultarse en su refugio. El oso aspiró el olor de la comida y pesadamente salió de su cubil, lanzó un rugido y rodeó el cuenco desde lejos, olfateó varias veces el aire y después se zampó toda la comida de un solo trago... se levantó sobre sus patas traseras, olfateó nuevamente el aire y volvió a ocultarse en su cubil. Al anochecer, la mujer hizo lo mismo, pero esta vez, en lugar de regresar a su refugio, retrocedió sólo hasta la mitad del camino. El oso aspiró el aroma de la comida, rugió con una fuerza suficiente como para sacudir las estrellas del cielo, volvió a rodear el cuenco y olfateó el aire con sumo cuidado, pero finalmente se zampó todo el cuenco y regresó a su cubil.
La escena se repitió muchas veces hasta que una noche profundamente azul la mujer tuvo el valor de detenerse a esperar un poco más cerca del cubil del oso. Depositó la comida en el cuenco y permaneció de pie delante de la entrada. Cuando el oso aspiró el olor del alimento y salió, vio no sólo la habitual ración de comida sino un pequeño par de pies humanos. El oso ladeó la cabeza y soltó un rugido tan fuerte que a la mujer le vibraron los huesos. Estaba temblando, pero no cedió terreno. El oso se levantó sobre las patas traseras, abrió las fauces y rugió con tal fuerza que la mujer le pudo ver el velo rojo y marrón del paladar... pero no huyó. El oso soltó otro rugido y alargó las patas como si quisiera agarrarla mientras sus 10 uñas colgaban como largos cuchillos por encima de su cabeza. La mujer temblaba como una hoja agitada por el viento, pero se quedó donde estaba. "Por favor querido oso_le suplicó_ he recorrido todo este camino porque necesito una cura para mi marido". El oso volvió a apoyar las patas en la nieve y contempló el rostro atemorizado de la mujer. Por un instante la mujer tuvo la impresión de ver cadenas de montañas, valles y ríos en los ojos del oso. Se sintió invadida por una sensación de paz e inmediatamente cesaron sus temblores: "Por favor querido oso, te he estado dando de comer todas estas noches, me podrías dar uno de los pelos de la luna creciente que tienes en la garganta?" El oso la miró, hubiera sido un bocado muy sabroso, pero de pronto se compadeció de ella. "Es verdad, has sido buena conmigo, puedes tomar uno de mis pelos, tómalo rápido, después vete de aquí y regresa con los tuyos". El oso levantó el enorme hocico para dejar al descubierto la blanca luna creciente de su garganta y la mujer vio en ella los fuertes latidos del corazón del oso, acercó una mano al cuello del oso, y con la otra apresó un blanco y reluciente pelo blanco. El oso se echó hacia atrás y soltó un grito como si lo hubieran herido. "Muchas Gracias", la mujer hizo varias reverencias, y el oso le rugió a la mujer unas cuantas palabras que ella no entendió, pero que a pesar de todo conocía muy bien, dio media vuelta y corrió montaña abajo. Arigato zaisho, agradeció a los árboles cuando apartaron sus ramas para dejarla pasar, y dio gracias a la montaña, tenía la ropa hecha jirones, llevaba el cabello desgreñado y el rostro sucio, bajó corriendo por los peldños de piedra que conducían a la aldea y entró en la choza donde la anciana curandera permanecía sentada al Amor de la lumbre:
- Mira, ya lo tengo, se lo he pedido, un pelo del oso de la luna creciente!
- Muy bien_ dijo la curandera con una sonrisa, estudió a la joven, tomó el pelo, lo acercó a la lumbre, lo midió con un dedo y exclamó_ sí, es un auténtico pelo del oso de la luna creciente... _De pronto se volvió y arrojó el pelo al fuego, donde se consumió con una brillante llama anaranjada.
- Noo.. qué has hecho?
- Tranquilízate, es algo muy beneficioso. Todo Va Bien. _dijo la curandera_ Recuerdas todos los pasos que diste para ganarte la confianza del oso de la luna creciente? Todo lo que viste, lo que oíste, lo que sentiste?
- Sí, contestó la joven_ lo recuerdo muy bien.
La anciana curandera la miró cona dulce sonrisa y le dijo: _Te ruego hija mía que regreses a casa con los nuevos conocimientos que has adquirido y obres de la misma manera con tu esposo.
(*) Nota de Clarissa: "No hace falta llamarlo animus, se le puede designar con las palabras o imagen que una quiera... Algunas mujeres tienen miedo de necesitar lo masculino... fruto de unos traumas causados por la familia y la cultura en las épocas en que las mujeres eran tratadas como siervas, no como personas, en que las mujeres de talento eran apartadas como basura, en que una mujer no podía tener ninguna idea a menos que la inculcara en secreto y la hiciera fructífera en un hombre que posteriormente la presentara al mundo como propia"
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Notas mías:
- Eso de adjudicarse las ideas de una mujer lo hizo el propio Carl Jung. Sucedió con Madame Curie, y con montones de escritoras e inventoras en la Historia, en la Grecia clásica donde la mujer permanecía en el gineceo como cautiva y era un cero a la izquierda. Sucedió en la mitología con el rapto de la diosa Europa, y en el siglo SVIII donde el rapto del rizo de una muchacha era considerado una falta de respeto y una deshonra. Igualmente ha sucedido en este tiempo, a mi y a muchas, sin embargo no sólo el cara-carrillos lo ha hecho, también unas pocas mujeres patriarcales que van de feministas, y en verdad no son ni lo uno ni lo otro, son sólo unas cara-libros face-buceras... es decir unas cara-carrillos, unas caraduras. Su falta de honradez, me honra... 😂🙏
(*) Sé Salvaje: es Ser Tú mism@, pregúntate momento a momento: qué quiero, qué me dice mi instinto y mi cuerpo sobre hacer o no hacer. Cuáles son mis necesidades reales en el corazón, en el vientre y en las venas del alma? Porque es en las tripas donde habita el espíritu de tu verdad, no importa si alguien despotrica por ello, no temas ser tú, haz lo que tengas que hacer.
(*) La flor del pino están relacionados con la sanación de la culpa, (flores de Bach: Edward Bach). La culpa espera siempre un castigo, y la esencia de esta flor "PINE" nos libera de la culpa y la manipulación ajena, si por ser demasiado compasivos, se nos intenta esclavizar en una especie de sensación de tener que pagar una deuda o tener que cargar con una responsabilidad que no es nuestra, ocuparnos de las emociones de otros, como si fuese culpa nuestra su infelicidad, su enfado o su mala suerte... Las/los especialistas en aprovecharse de esta bondad o debilidad de los demás son personas más del 50% culpógenas y egocéntricas que manipulan desde un falso victimismo, no son personas que hayan sido realmente víctimas de algo o de alguien, o si, tal vez a su vez, manipulan y son manipulados, manipulan consciente o inconscientemente al exagerar de forma egoísta poniendo su padecimiento por encima del de los otros, o son los que los provocan y encima van de "pobresito-yo"... no han aprendido a liberarse de ese patrón de conducta, ni suelen ser personas empáticas con capacidad para ponerse en el pellejo de aquellos a quienes hieren, aunque tal vez sí en el lugar de aquellos que les "convienen", vamos, por interés... para manipular hay que ser muy listo, pero quien sabe, un día pueden des-aprender... y los que fueron manipulados, aprender a no dejarse, y si sucedió a sus espaldas, dejar que les resbale el agua...
(*) Unos comen demasiado... otros demasiado poco... o por temporadas. Es lo mismo.
(*) Todos llevamos dentro un oso, llenos tanto de fiereza como de compasión, y poseemos en la garganta el pelo de la luna creciente: la magia de la solución, el símbolo de la generosidad, el esfuerzo por el cambio, todos somos o podríamos ser la paciencia de la esposa, el que sufre los desplantes, o bien somos nosotros mismos quienes hemos vuelto de esa guerra... civil, casera, o quien sabe....
(Actualizado)
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