Despidiendo a María...

 
Nos reúne de nuevo la muerte de una yoguini y una mujer de bandera, María Barranquero, que representaba para mí muchas cosas, la iniciadora... y en su parte más oscura, la admirada bruja por sus esplendorosas alas, tal vez capté su herida... n/s, el dragón de la bella durmiente, que en mi cuento de niña, había sido la bruja airada por un error, un pergamino fue perdido cuando en el viaje, el correo real llevaba también su invitación cuando iba a caballo y aparentemente no había sido invitada al bautizo de la princesa Aurora, aunque María era siempre era invitada o se invitaba ella sola yendo donde quería, se auto-incluía porque se sentía parte... y participaba en muchos grupos y reuniones, budistas, mexicanos, ecuménicos, yoguis, ella era esa majestuosidad y autenticidad cuando tenía que decir las cosas... y cómo danzaba...! con esa misma elegancia y majestuosidad del dragón (No sé cual era su sello maya, pero ella era, en gran parte, madre de la humanidad, de sus amigas y sobrino/as), esa majestuosidad es la que también vi cuando a mis doce/trece años, se abrió la puerta de un centro de Yoga en el centro de Sevilla, ella abrió la puerta con ese porte, toda vestida de blanco y su larga melena pelirroja, ese olor a incienso y su imagen, su altura... hicieron que me quedara embobada, nos llevó allí mi también ya fallecida amiga y sobrina de María, era el centro de yoga de mi futuro maestro de Yoga, Ramón...  y es que el mundo es un pañuelo.

En el cementerio... nos sobrevolaron las cigüeñas... representando el vuelo... María, el renacer de esas cigüeñas en su migración a África, y es que ella también estuvo en esas, apoyando a Africa, y al Sáhara español... los que se quedaron ahí como en tierra de nadie. María era compasiva, y de corazón tierno, luego nos sobrevoló un avión... De nuevo el vuelo...y la despedimos cantando y en un circulo de danza, otro de meditación, otro habrá el 23 de enero... y ella nos ha reunido a unos cuantos, gente que no esperaba encontrarme, bonitos re-encuentros, como si aún después de la vida nos siguiera acompañando con ciertos regalos un tiempito más... María cada vez que me veía me preguntaba por mi hija: "Como está tu niña?". Nada más una frase llena de ternura...

Siempre, he dicho, que una comadre y un compadre es quien tiene "hijos" y María tuvo muchos: sobrinos, amigos, hijos adoptivos, África, etc... Amor completo es sentir compasión, empatía por las debilidades del otro, amor de igual a igual, y admiración por sus cosas magistrales, sus virtudes, y hoy por hoy, yo a María la admiro y la quiero, pero no compadezco su suerte, no es necesario, ella ya es libre, y todos vimos su poder EL AMOR, amor verdadero, se le podían decir las cosas de frente, entendía... Gracias por "escuchar",

                            Hoy es día 13, la muerte y transformación, es día perro, el compasivo...

                De vez en cuando la siento, y la abrazo... María era como era, fuerte, arrogante, elegante, generosa y compasiva, mucho... era más maga blanca que negra, porque nunca, nunca, nunca manipulaba, perfecta, no era, era auténtica, y sabía disfrutar tanto de su solitud como de la compañía. Muchas veces venía a mi pensamiento esa solitud de María, ella iba a grupos de silencio, ecuménicos, y cuando menos me lo esperaba, me la encontraba sin llamarnos, aqui y allí. También ha sido la única comadre que vino a mi casa... además fue de las primeras en estimular mi vuelo para ejercer como profe de Yoga, las primeras sustituciones, que eso en la antigüedad era como que te pasaban el bastón, también lo había hecho antes Ramón, a la antigua usanza, así fue como decidí formarme.
 
Hubo un poema que escribí para ella cuando lo supe, un espontáneo que se me perdió entre los wassap, palabras que se las llevó con ella el viento... María, te estoy infinitamente agradecida hasta
el final por todo.  
 
 

 



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