Hoy, Estrella 7, que es un día para fomentar la armonía, no sin antes ordenar las cosas, como dice una máxima en las constelaciones familiares:
"El amor sólo no basta, es necesario un orden, equilibrio y equidad".
Cuando estuve en India, en el ashram de Osho conocimos una misteriosa "piedra" de fuerte energía llamada taquión, aparece mencionada a veces en la Historia, con otro nombre, Chintamani, en las historias de Marco Polo, por los Röerich y también en este articulo.
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El reputado físico teórico norteamericano Michio Kaku, famoso por
formular la revolucionaria teoría de las cuerdas (modelo fundamental de
la física que asume que las partículas materiales aparentemente
puntuales son, en realidad, “estados vibracionales”), causó
recientemente un pequeño remezón en la comunidad científica luego que
afirmara haber encontrado pruebas de la existencia de una fuerza
inteligente y desconocida por el hombre que gobierna la naturaleza, es
decir, algo bastante parecido al concepto que muchos tienen de Dios como
ente creador y rector del universo.
Para llegar a esta conclusión
Michio Kaku utilizó una inédita tecnología creada el año 2005 que le
permitió analizar el comportamiento de la materia a escala subatómica,
valiéndose para ello de un “semi-radio primitivo de taquiones”. Los
taquiones, por cierto, son todas aquellas partículas hipotéticas capaz
de moverse a velocidades superlumínicas, es decir, son partículas
teóricas capaces de “despegar” la materia del universo o el contacto de
vacío con ella, dejando así a esta materia en estado puro, totalmente
libre de las influencias del universo que las rodea.
Según
el físico, al observar el comportamiento de estos taquiones en varios
experimentos, llegó a la conclusión que los seres humanos vivíamos en
una especie de “Matrix”, vale decir, un mundo regido por leyes y
principios concebidos por una especie de gran arquitecto inteligente.
“He llegado a la conclusión de que estamos en un mundo hecho por reglas
creadas por una inteligencia, no muy diferente de un juego de ordenador
favorito, pero, por supuesto, más complejo e impensable”, aseguró el
científico.
Michio Kaku agregó que “analizando el comportamiento
de la materia a escala subatómica, afectada por el semi-radio primitivo
de taquiones, por primera vez en la historia, un diminuto punto en el
espacio, totalmente libre de cualquier influencia del universo, materia,
fuerza o ley, se percibe de una forma inédita el caos absoluto. Así,
todo lo que llamamos azar ya no tiene más sentido, porque estamos en un
plano regido por reglas creadas y no determinado por azares universales.
Esto quiere decir que, con toda probabilidad, "existe una fuerza
desconocida que lo gobierna todo”, dijo el científico.
Michio Kaku
agregó que “alguien le hizo una vez a Einstein la gran pregunta: ¿Hay
un Dios? Y Einstein respondió que, en primer lugar, para ser científico
hay que especificar bien lo que se entiende como Dios. Si se entiende a
Dios como una figura a la que se le reza, una figura que otorga e
interviene, entonces la respuesta es no. Pero él creía en un Dios
representado por el orden, la armonía, la belleza, la simplicidad y la
elegancia, el Dios de Spinoza. El universo podía ser caótico y feo, pero
en cambio es bello, simple y regido por reglas matemáticas sencillas”.
Con respecto a la formulación de la famosa “String Field Theory”, o teoría de las cuerdas, modelo fundamental de la física que asume que las partículas materiales aparentemente puntuales son, en realidad, “estados vibracionales” de un objeto extendido más básico llamado “cuerda” o “filamento”, lo que convertiría a un electrón, por ejemplo, no en un “punto” sin estructura interna y de dimensión cero, sino que un amasijo de cuerdas minúsculas que vibran en un espacio-tiempo de más de cuatro dimensiones, Kaku afirmó que “desde hace mucho tiempo trabajo en esta teoría, que se basa en la música o pequeñas cuerdas vibrantes que nos dan las partículas que vemos en la naturaleza. Las leyes de la química con las que hemos tenido problemas en la escuela secundaria serían las melodías que se pueden ejecutar en estas cuerdas vibrantes. El Universo, así, sería una sinfonía de estas cuerdas vibrantes y la mente de Dios, sobre la que Einstein escribió ampliamente, sería música cósmica resonando a través de este nirvana a través de las 11 dimensiones hiper-espaciales”.
El físico norteamericano de origen japonés concluyó que “los físicos son los únicos científicos que puede decir la palabra “Dios” y no sonrojarse". El hecho esencial es que se trata de preguntas cósmicas de existencia y significado. Thomas Huxley, el gran biólogo del siglo pasado, dijo que "la cuestión de todas las preguntas de la ciencia y la religión es determinar nuestro lugar y nuestro verdadero rol en el Universo. Por tanto, la ciencia y la religión se tratan de la misma pregunta. Sin embargo, ha habido esencialmente un divorcio en el último siglo, más o menos, entre la ciencia y el humanismo, y creo que es muy triste que no hablemos ya el mismo idioma”.
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