Cuento por St Jordi: La Princesa, el Dragón y más gente...


                                





Un cuento espóntaneo con motivo del Dia del Libro: 23 de abril St Jordi:







(Mis disculpas si con las prisas, porque la hora es a veces la hora, hora de irse, quiero decir... no se grabo ayer como debía, habia párrafos en desorden, que del copia y pega quedaron a la virulé... Bueno, aqui lo dejo
corregido con mucho cariño).

Habia una vez un príncipe Osado que un buen día trotando por la soledad
de un precioso bosque, celta o japonés, tal vez ambas cosas, conoció a una princesa tan osada que tenía como mascota un dragón, decidó quedarse por esos lares porque al principe cada dia le gustaba más una princesa que había visto por allí, la veía jugar con el dragón a "fuegos y espadas"... otras veces ella lanzaba una flecha al aire y el dragón la quemaba en el vuelo, ella se reía a carcajadas porque no siempre la alcanzaba...

Asi se fue acercando el príncipe... y aunque notaron su presencia, apenas un dia lo saludó con acritud la princesa y siguió jugando con su amigo el dragón y ambos casi ignorando la presencia del principe... El se quedó también escuchando las historias que contaba el dragón, y en una ocasión empezó a hacer preguntas de manera que al dragón y a la princesa les hizo sentir molestos, otras veces se reían de él como si la pregunta fuera una auténtica estupidez, otras se miraban cómplices como si el principe fuese idiota. Pero vino a aparecer un dia un famoso varón zampante-dragones, famoso para si mismo, porque ellos tres no sabían quien podía ser el que llegaba embistiendo de ese modo... que al parecer habría oído no sé qué historias, y como ahi que lo tenia todo para hacer alarde de su destreza con la lanza... la chica, que era una bella princesa, aunque no se fijó si le gustaba o no, pelirroja, de cabellos largos y muy destrenzados, porque le habría revuelto el pelo el dragón, (seguro... pensó el varón), el dragón por supuesto, y hasta un rival queriendo matar al dragón antes que él...

-Ajajá...

Así que se lanzó a la bravuconada, sin pensarlo, y con todo su vientre.

- A esta es.....!

Y ahi que le embistió... El dragón que no era tonto y tenia reflejos le esquivó un poco, pero no fue capaz de evitarle por completo la segunda vez. En el pecho no le entró pero si en el ala derecha, y desde luego no pudo evitar que se le escapara el fuego por la boca de la rabia y el dolor y casi lo achicharra con su mente, pero se contuvo y sólo le chamuscó el traje quemándole un poco el hombro izquierdo, en otra ocasión lo habria dejado sin pelo... o calcinado como a un viejo ratón, pero no... la princesa lo había enseñado desde muy chiquitito a controlar su poder. Lo había cuidado desde que su madre le regaló un pequeño huevo como si fuese un gran tesoro...

Se habían quedado cuidándolo y observándolo durante unos dias antes de nacer, allí en su cajita muy cerquita del fuego hasta que por fin la princesa vio resquebrajarse el huevo y lo vió al salir con la carita de inocente bebé, un pequeó dragoncito lanzando su humito al ire, que a la primera lanzaderita casi le chamusca a ella la nariz...

- uiii...

 En todo eso pensaba la princesa... cuando se le encendió hasta el último pelo de rabia... (Grrrr...) Vio al principe defendiendo a su dragón, peleando valientemente con su espada contra la lanza... por el amor de la princesa? La verdad es que le había cogido cariño a aquel dragón con sus historias y aunque jamás fue amable con él, sí que era tierno con la princesa, así que lo defendió por puro acto reflejo, nada más... pero ella, con todo su brio, apartó al príncipe de un empujón creyendo que su rabia defendería con mas brio a su querido dragón . Agarrando la lanza del varón con toda la fuerza de su ira, apoyó en ella el peso de todo su cuerpo hasta hacer saltar al guerrero de su silla, y ahi que el caballo donde montaba el varón, al ver a la princesa, espantado, espoleó al varón de su espalda y lo tiró de la silla de montar por los aires...

El varón no tenía armas y al ver a la princesa apuntarle el pecho con la suya, se fijó en sus ojos...   

Sin embargo no te contaré a quien prefería la princesa, porque la verdad, no lo sabemos... 

 Si uno de ellos no sabia aún si le gustaba ella ni para qué o por qué se había lanzado contra aquel dragón, el otro muchacho creia que era necesario sumar puntos para hacerse amar por ella, pero no... la princesa no creía tener edad para desposorios, sólo para escuchar cuentos, inventar historias,  y jugar...

Y el varón el al ver la punta de su propia lanza sobre el pecho y verse inmovilizado, agarró la punta pero se quedó flipao con sus ojos negros. Le pregunto

- Dónde has aprendido a pelear asi?

- Ensartando a tontos como tú- le dijo ella.

La princesita era de tarmas tomar... Se llamaba Hadda, y eso si que le costó sacárselo, porque era dura de pelar, y el pobre había empezado con muy mal pie, atacando nada menos que a su dragón... aun tenia que contarles que a él le gustaba escribir historias y que le gustaba cuidar jardines con rosas... pero eso tardaría en suceder unos cuantos cuentos más como éste.

El dragón sabía que no debía defender a la princesa, ella sabía muy bien cómo hacerlo, pensó divertido, no se había lastimado ningún tendón,  pero cuando acabara ese duelo de idiotas, alguien iba a tener darle una cosida a la fina piel de su ala...

Y no te contaré a quien elegiría la princesa, porque no lo sabemos, la verdad... 

                 Y colorin colorado este cuento, sólo ha empezado.


Maribel Fombella

(Con copiright... así que cuidaito que te puedo chamuscar, eh?¿ ja,ja,ja...)

PD: Este es para ti, la mamá de Hadda... inspirado en el día de hoy, se lo dedico al final, por el cariño que os tengo, este y una historia más que aparece en las  mil y una noches que le pasaremos cuando sea mayor.
Un abrazo!

  




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