ITHACA.- Un lugar PARADISIACO y REBELDE en NEW YORK

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Las provincias «rebeldes» del imperio norteamericano 
(Por Carlos Fresneda)
Numerosas ciudades han puesto fin a la cultura del coche y del chalé adosado y han hecho del ecologismo su religión.


Artículo de www.portaldorado.com   

Hay un lugar en Estados Unidos donde cerró un famoso Burger* por falta de negocio. Un lugar que ha puesto en marcha su propia moneda local (las horas), con una bucólica eco-aldea camuflada en un vergel de bosques y lagos, con un fastuoso mercado de granjeros que todos los fines de semana atrae a cientos de turistas, con 30.000 vecinos volcados en cuerpo y alma en todo tipo de asociaciones y cooperativas. Ese lugar se llama Ithaca, queda a cuatro horas de Nueva York y es la punta de lanza del cambio de mentalidad que se está gestando en el corazón del imperio.
Piensa globalmente, actúa localmente... (*)

(*) Nota aclaratoria: Ésta fue una ideal original de Leonard Orr, idea difundida desde el movimiento del Rebirthing y por el propio Leonard Orr, co-fundador de RBI: Rebirthing International.  El slogan apareció en su libro Gobierno sin impuestos y no hace mucho Manuel López retomó dicha idea en un libro Glocalismo, término que puso de moda el propio Leonard. Aquí os dejo el articulo del portal dorado:

<Ithaca no es el paraíso, y a simple vista no se distingue en exceso de la típica ciudad de provincias del noreste. Tiene, sí, el sello de la reputadísima Universidad de Cornell, pero hasta en eso se parece a tantas otras. Lo que diferencia a Ithaca es una energía especial, un imán que sólo tienen ciertos lugares elegidos.

Sólo así se explica que aquí se crearan hasta 50 comunas en plena eclosión del movimiento hippie. Los jóvenes idealistas se cortaron la melena, se hicieron prácticos. Muchos de ellos decidieron echar raíces en la ciudad y esparcir las semillas del cambio en el mundo real.



En 1989 llegó un alcalde socialista, Ben Nichols, y ahí empezó la leyenda de la ciudad más innovadora y creativa de Norteamérica. La declaración de independencia de

Ithaca empieza a percibirse desde que uno camina por
The Commons, el paseo peatonal. Ni sombra de burgers*
y demás bastiones del colonialismo cultural americano. Aquí son todo comercios autóctonos que exhiben orgullosos el cartel con la moneda local: «Se aceptan horas».

La primera vez que cayó en nuestras manos un billete de cinco horas de Ithaca, pensamos que trataban de jugar con nosotros al monopoly. El juego se acabó cuando intentamos comprar algo con él y la dependienta nos preguntó: «¿El cambio lo quiere en dólares o en horas?». Cuesta creerlo, pero sucede todos los días a 300 escasos kilómetros de Wall Street.

La gente de Ithaca tiene sus propios billetes, mucho más coloristas y divertidos que el dólar (ilustrados con niños, flores, granjas y animales de la zona). El dinero local lo aceptan en la mayoría de las tiendas, y es la forma habitual de pago para las chapuzas caseras, las clases particulares o las terapias alternativas. La Cámara de Comercio respalda los billetes locales, aunque el verdadero aval es el trabajo y el patrimonio de los ciudadanos y su voluntad de aceptarlos como moneda alternativa.

Es como el trueque de toda la vida, aunque de un modo más formal y con todas las de la ley. Las horas mueven, al cambio, unos 400 millones de pesetas al año que nunca saldrán de la ciudad. «Los dólares son un instrumento alienante, al servicio de fuerzas destructivas» , nos explica Paul Glover, héroe local y mentor de las horas. «Con nuestro dinero estamos creando una riqueza que no nos van a arrebatar y unos lazos que refuerzan día a día nuestra comunidad».

Una hora vale lo que 10 dólares, el «salario mínimo» que han decidido regalarse los ciudadanos de Ithaca (casi el doble que el nacional).

«Nuestro dinero no genera avaricia, sino solidaridad», presume Glover, cuya última gesta ha sido la creación de una cooperativa de salud que da cobertura a todos los que no pueden pagarse el seguro médico en la ciudad.

La creatividad de Ithaca es contagiosa, y las horas han encontrado ya réplica en 38 estados tan distantes como Hawai (Ka/u Hours), Massachusetts (Valley Dollars) y Carolina del Norte (Mountain Money). La ciudad ha marcado también la pauta nacional con dos programas innovadores de reciclaje de bicicletas y ordenadores.

Pero si algo la hace verdaderamente irresistible a los ojos

de cualquier amante de la naturaleza es la Eco-aldea. La Eco-aldea queda en las lomas del sinuoso lago Cayuga, en un bosque que un puñado de vecinos arrebató a los especuladores inmobiliarios. Siguiendo el modelo de las cooperativas danesas, y procurando el menor impacto en el entorno natural, nació un proyecto de veinte casas arracimadas en torno a un paseo peatonal, alimentadas con energía solar, abastecidas por su propia granja biológica.

Los coches se dejan en el granero de la entrada.

Los niños corretean a sus anchas, se bañan en el estanque, aprenden a reconocer los cantos de infinidad de pájaros. Son 90 vecinos en total, unidos por la voluntad de vivir de otra manera, más humana y solidaria. «El individualismo a ultranza y la cultura del coche han dinamitado la sociedad americana», se lamenta Liz Walker, la alcaldesa de la Eco-aldea. «Nuestras ciudades son desiertos, y por todo los sitios crecen cinturones de asfalto y mastodontes comerciales. La gente se marcha a vivir con toda su ilusión al chalé en las afueras y el sueño se convierte en una pesadilla: atascos a todas horas, aislamiento e incomunicación, la sensación de no pertenecer a ningún sitio...».

«Pues bien, no hay por qué resignarse a ese tipo de vida», sugiere Liz. «Aquí, en la Eco-aldea, estamos buscando otro modelo, a caballo entre la vida urbana y la vida rural. Todos venimos buscando un contacto más directo con la naturaleza y unos ciertos lazos de comunidad. Somos 90 vecinos, y cada cual hace su vida, pero también algo por los demás».

Bicicletas y reciclaje

Dejamos atrás Ithaca y su cocedero de innovaciones sociales, y saltamos a la otra costa, siguiendo el rastro del bosque de secuoyas gigantes que en tiempos llegaba hasta San Francisco. Allí, en la costa del Pacífico Norte, nos encontramos con Arcata, la primera ciudad americana con un Ayuntamiento verde. La bicicleta y el reciclaje son la religión diaria de sus 16.000 vecinos, que contribuyeron con sus manos a crear el Santuario de la Vida Silvestre , donde hoy anidan 50 especies de pájaros.

Desde Arcata podríamos subir en tres horas hasta Portland, Oregón, bandera del movimiento del renacimiento urbano. Portland fue la primera gran ciudad en poner freno a la marabunta de los adosados y en proteger cientos de hectáreas de espacios verdes. Trolebuses gratis, amplias zonas peatonales, cientos de kilómetros de carriles-bici. .. La trasformación prodigiosa de la destartalada ciudad industrial en el centro vital que es ahora fue sobre todo fruto de la labor de los vecinos, agrupados en la Coalición para el Futuro Vivible.

Una metaformosis parecida ha sido la que ha experimentado en estos últimos años Chattanooga, Tennesee. En 1970 era la ciudad más contaminada de los Estados Unidos; los vecinos y las empresas locales, unidos en un proyecto que decidieron llamar Visión 2000, emprendieron la operación rescate. Chattanooga es hoy un modelo de desarrollo sostenible.

Providence, Burlington, Madison, Northampton, Iowa City, Santa Fe... Estados Unidos está cuajado de provincias rebeldes donde empieza a tomar cuerpo la impostura contra los símbolos más visibles del imperio. Hay quien insiste en que no son más que brotes aislados de la contracultura de los años 60, pero lo cierto es que la onda expansiva está cuajando ya en grandes ciudades como Boston o Seattle. ¿Hace falta recordar lo que ocurrió allí? 


Itaca 

Cuando emprendas tu viaje a Itaca 
pide que el camino sea largo, 
lleno de aventuras, lleno de experiencias. 
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes 
ni al colérico Poseidón, 
seres tales jamás hallarás en tu camino, 
si tu pensar es elevado, si selecta 
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo. 
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.

C. P. Cavafis. Antología poética.
Alianza Editorial, Madrid 1999.

Edición y traducción, Pedro Bádenas de la Peña  


A QUE itaca se refiere EN CONCRETO ESTE AUTOR, no LO se, es El camino, el Viaje del alma, el viaje de ahora... Aunque en LAS LOGIAS HAY MUCHA REFERENCIA A "alargar el viaje" Y ESTO HA SIDO CASI SIEMPRE HECHO CON LA INTENCION DE HACER PERDER EL TIEMPO... PERSONALMENTE NO ME encantaba (*) ESTA POESIA  NI SU MUSICALIDAD... PERO LA HE VISTO HACE POCO EN EL MURO DE UNA AMIGA ALGO DESPUES DE HABER SIDO PUBLICADO ESTE ARTICULO... (ANTES DEL POEMA, COMO VEREIS QUITO Y PONGO COSAS... PORQUE LA SINCRONIA ES SIMPLEMENTE ASI...
 
(*) ahora parece gustarme más, le tengo mas cariño...

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