El precioso libro de MIGUEL RUIZ "Los 4 Acuerdos" es un libro de sabiduría tolteca (México).
Los 4 acuerdos:
1.- Cuida tus palabras porque crean la realidad
2.- No te tomes nada personalmente
3.- No hagas suposiciones (ante la duda, pregunta)
4.- Haz todo lo que puedas.
Este libro es una auténtica joya, sus 4 acuerdos han sido bastante difundidos sin embargo es necesario aclarar nuevas cuestiones. Como sabemos, la mera lectura de libros de auto-ayuda o de culturas ancestrales como la tolteca, no es un indicador de haber captado el mensaje. Miguel Ruiz nos habla de la metáfora del ESPEJO HUMEANTE. Es cierto que por un lado que somos reflejos unos de otros, pero no olvides que algunos muestran el espejo deformado, (humeante) y sólo en la media en que se conocen a si mismos podrán ver a los demás sin proyecciones mentales erradas (Viparyaya).
Hay gente que sólo proyecta y ve en otros lo que niegan de si mismos, aún no pueden ver su propia sombra o simplemente fantasean haciendo suposiciones, (el tercer acuerdo). Reprimen lo malo en sí mismos y proyectan su maldad en el otro (la viga en el ojo ajeno) cuando no son capaces de responsabilizarse de su parte y sus emociones al no ver sus propias carencias o el error de sus acciones, de modo que pueden culpar y enjuiciar a algunos mientras defienden a otros que igual son peores que aquellos a quienes acusan. Son gentes principiantes, muy teóricas o incluso ingenuas que aún no están listas para verse ni reconocer sus cosas o por otro lado, hay gente que son tan buenas, que no imaginan la maldad en los otros, les falta un hervor y no quieren ver la maldad en ninguna parte ni en nadie. Que existan en la tierra cosas feas, no hay que negarlo, pero eso no le resta Belleza al Mundo.
Algunas generaciones lo tienen más difícil debido al adoctrinamiento recibido, Adoctrinamiento No significa educación, ya que educar en griego y latín, como explico en en el libro "Almas Gemelas" significa "dejar salir lo que uno lleva dentro". Tampoco hay que generalizar, pero el amor desde luego no tiene nada que ver con la hipocresía ni con querer aparentar, sino con la verdad, y la verdad sólo se nos muestra cuando vamos con el corazón limpio y sin segundas intenciones, aunque de nuevo repito, sin generalizar, que hay muy buenos instructores, maestros y maestras... a quienes no les interesa el liderazgo como empoderamiento a costa de otro, no necesitan tal cosa... pues son capaces de auto-suministrarse de energía, no necesitan robar nada, ni llevarle la vida ni el camino a nadie, simplemente son gentes que tienen solera y escuela, como también hay aprendices SINCEROS, y a la larga el verdadero buscador encontrará mucho más de lo que el falso gurú pretendió querer darle.
Para verse uno mismo hay que tener Tiempo (horas de vuelo) y Valor para hacerlo... Los que sólo quieren hablar de su luz sin pagar el precio de verse la sombra sólo proyectarán en otros esa sombra sin poder verse las pelotillas en el ombligo, y no olvides esto a pesar de lo otro: que no somos "literalmente" iguales, no nos engañemos porque algunos llegan antes que otros a alguna parte, como cuando se nace en una familia antes que el que nació antes... el hermano mayor, el mediano o el pequeño, como cuando los hijos llegan a la vida de una persona antes que su segunda pareja, hay un orden de prioridades que hay que respetar y es lo que lo mantiene todo en equilibrio como muestran las Constelaciones Familiares, como en cualquier grupo o grupo o trabajo se respetan los años de antigüedad, el orden de llegada, por eso es cierto que hay maestros/as aunque ahora se trate más de compartir que de enseñar e impartir, tampoco cesará jamás la enseñanza... pero hay más de des-aprendizaje que de imposición de conocimientos, llegados a cierto punto, y es que de nuevo "educar" es dejar salir, sacar lo que hay dentro, y para eso hace falta un espacio y entorno terapéutico de verdadera fortaleza interior... lleno de amor y comprensión hacia las personas que están verdaderamente dispuestas a sanarse.
Si eres capaz de ponerte en el lugar de otra persona, entonces habrás comprendido el mensaje, porque se trata de empatía, de compasión sin engaños, y hay que respetar los órdenes del amor:
En el primer circulo están los que están más cerca, y a algunos no tenemos más remedio que amarlos desde más lejos... o allá en el último círculo, donde todos somos Uno, hechos de la misma sustancia amor. Por eso a algunos cuando les veamos asomarse a nuestros ojos, si hemos aprendido a vernos, y sólo en esa medida, les veremos tal y como son y como no son todavía AHORA. Hay reflejos más o menos reflejos de cada uno.
Alumbra tu verdadero rostro y el de los demás sin miedos, o con ellos, y aunque comparta el extracto de Miguel Ruiz y entienda esos acuerdos, recuerda este punto, Leonard Orr, uno de mis maestros de Reborthing, le respondió a una alumna durante un curso por su mala uva, que NO somos espejos... Y se lo dijo por algo muy específico, porque botón y ojal se atraen, pero NO son Espejos literales.
Maribel Fombella
El Espejo Humeante, extracto de Los 4 acuerdos, de Miguel Ruiz
Hace tres mil años había un ser humano, igual que tú y que yo, que vivía cerca de una ciudad rodeada de montañas. Este ser humano estudiaba para convertirse en un chamán, para aprender el conocimiento de sus ancestros, pero no estaba totalmente de acuerdo con todo lo que aprendía. En su corazón sentía que debía de haber algo más. Un dia, mientras dormía en una cueva, soñó que veía su propio cuerpo durmiendo. Salió de la cueva a una noche de luna llena. El cielo estaba despejado y vio una infinidad de estrellas. Entonces, algo sucedió en su interior que transformó su vida para siempre. Se miró las manos, sintió su cuerpo y oyó su propia voz que decía: «Estoy hecho de luz; estoy hecho de estrellas».
Miró al cielo de nuevo y se dio cuenta de que no son las estrellas las que crean la luz, sino que es la luz la que crea las estrellas. «Todo está hecho de luz –dijo–, y el espacio de en medio no está vacío.» Y supo que todo lo que existe es un ser viviente, y que la luz es la mensajera de la vida, porque está viva y contiene toda la información. Entonces se dio cuenta de que, aunque estaba hecho de estrellas, él no era esas estrellas. «Estoy en medio de las estrellas», pensó. Así que llamó a las estrellas el tonal y a la luz que había entre las estrellas el nagual, y supo que lo que creaba la armonía y el espacio entre ambos es la Vida o Intento. Sin Vida, el tonal y el nagual no existirían. La Vida es la fuerza de lo absoluto, lo supremo, la Creadora de todas las cosas. Esto es lo que descubrió: todo lo que existe es una manifestación del ser viviente al que llamamos Dios; todas las cosas son Dios. Y llegó a la conclusión de que la percepción humana es sólo luz que percibe luz. También se dio cuenta de que la materia es un espejo –todo es un espejo que refleja luz y crea imágenes de esa luz–, y el mundo de la ilusión es tan sólo como el humo que nos impide ver lo que realmente somos. «Lo que realmente somos es puro amor, pura luz», dijo.
Este descubrimiento cambió su vida. Una vez supo lo que en verdad era, miró a su alrededor y vio a otros seres humanos y al resto de la naturaleza, y le asombró lo que vio. Se vio a sí mismo en todas las cosas: en cada ser humano, en cada animal, en cada árbol, en el agua, en la lluvia, en las nubes, en la Tierra... Y vio que la Vida mezclaba el tonal y el nagual de distintas maneras para crear millones de manifestaciones de Vida. En esos instantes lo comprendió todo. Se sentía entusiasmado y su corazón rebosaba paz. Estaba impaciente por revelar a su gente lo que había descubierto. Pero no había palabras para explicarlo. Intentó describirlo a los demás, pero no lo entendían. Vieron que había cambiado, que algo muy bello irradiaba de sus ojos y de su voz. Comprobaron que ya no emitía juicios sobre nada ni nadie. Ya no se parecía a nadie. El los comprendía muy bien a todos, pero a él nadie lo comprendía. Creyeron que era una encarnación de Dios; al oírlo, él sonrió y dijo: «Es cierto. Soy Dios. Pero vosotros también lo sois. Todos somos iguales. Somos imágenes de luz. Somos Dios». Pero la gente seguía sin entenderlo.
Había descubierto que era un espejo para los demás, un espejo en el que podía verse a sí mismo.
«Cada uno es un espejo», dijo. Se veía en todos, pero nadie se veía a sí mismo en él. Y comprendió que todos soñaban pero sin tener consciencia de ello, sin saber lo que realmente eran. No podían verse a ellos mismos en él porque había un muro de niebla o humo entre los espejos. Y ese muro de niebla estaba construido por la interpretación de las imágenes de luz: el Sueño de los seres humanos. Entonces supo que pronto olvidaría todo lo que había aprendido. Quería acordarse de todas las visiones que había tenido, así que decidió llamarse a sí mismo «Espejo Humeante» para recordar siempre que la materia es un espejo y que el humo que hay en medio es lo que nos impide saber qué somos. Y dijo: «Soy Espejo Humeante porque me veo en todos vosotros, pero no nos reconocemos mutuamente por el humo que hay entre nosotros. Ese humo es el Sueño, y el espejo eres tú, el soñador».
En AMOR, LUZ y ARMONIA, Namasté.
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